Siempre presentes: a un año de la tragedia de Chapecoense
El 28 de noviembre de 2016, el Chapecoense viajaba en el vuelo 2933 de la empresa LaMia hacia la ciudad de Medellín, Colombia, para disputar el partido de ida de la final de la Copa Sudamericana frente a Atlético Nacional. Sin embargo, el avión se quedó sin combustible en pleno viaje y se estrelló contra la ladera del Cerro Gordo terminando con la vida de 71 personas, entre ellos jugadores, cuerpo técnico, periodistas, dirigentes y otros tripulantes.
El equipo de Chapecoense que clasificó a la final de la Copa Sudamericana
Hoy, un año después, las heridas que provocó esta noticia se vuelven a abrir, si es que alguna vez se habían cerrado. La ciudad de Chapecó, y todo el mundo, se vuelve a vestir de verde para conmemorar a sus guerreros. Este tipo de tragedias trascienden los colores, la nacionalidad y la pelota, nos afecta a todos por el simple hecho de ser humanos y que sabemos, en mayor o menor medida, lo que significa la pérdida de alguien importante.
Un equipo fundado el 14 de mayo de 1973 en la ciudad de Chapecó, lejos de las luces de Río de Janeiro o de Porto Alegre. Su florecer comenzó en 2007, cuando todavía estaba en la cuarta división, donde empezó a escalar y logró ascender cuatro categorías en sólo seis años. En el 2014 vuelve a jugar en la Seria A de Brasil. En el 2015 logró clasificarse a la Copa Sudamericana, donde fue eliminado por River en cuartos de final.
En el 2016, la Copa Sudamericana y el Chapecoense se encontraban nuevamente. En esta oportunidad, el conjunto brasileño venció a grandes equipos como Independiente, Junior y San Lorenzo en semifinales gracias a la heroica actuación de su arquero Marcos Danilo. Los esperaba el campeón de la Copa Libertadores, Atlético Nacional de Medellín. Sin embargo, el avión que los transportaba desde la ciudad de Santa Cruz, Bolivia, hacia Medellín se estrelló debido a falta de combustible. 71 de 77 tripulantes murieron ese día. Sólo sobrevivieron tres jugadores de los 25 convocados: Jackson Follmann, al que le amputaron una pierna, Helio Neto y Alan Ruschel.
Atlético Nacional tuvo la iniciativa de cederle el título de campeón de la Copa Sudamericana, un gesto que hay que recordar siempre, que muestra que siempre se puede ser un poco más grande. Esto trajo la posibilidad de jugar la Recopa Sudamericana, la Copa Libertadores 2017, la Suruga Bank y los premios económicos que estos torneos incluían. Chapecoense fue invitado por el Barcelona para disputar el torneo amistoso Joan Gamper. También, otros clubes de Sudamérica ofrecieron dinero y jugadores a préstamo, y la Confederación Brasileña de fútbol le dio la posibilidad de no descender por tres años, sin embargo, el club de Chapecó no aceptó ambas iniciativas.
Ahora bien, los accidentes son situaciones que no se pueden evitar, en las que el humano no tiene control ni responsabilidad. La tragedia (entendida como suceso de consecuencias irremediables y funestas o desgraciadas que producen gran dolor y sufrimiento) de Chapecoense pudo haber sido evitada, por lo tanto, debe ser considerada como un siniestro, ya que la negligencia por parte de distintos entes es la principal causa de lo que sucedió hace un año.
Así quedó al avión luego del impacto
Empezamos por la aerolínea LaMia Corporation SRL, que desde un principio no debería haber estado habilitada por el gobierno de Bolivia. Queda como anécdota que ni su país de origen, Venezuela, la había habilitado. Por lo tanto, también hay que mirar a la dirigencia de Chapecoense de ese momento, quienes, en el mejor de los casos, no investigaron sobre la empresa que los iba a transportar; en el peor de los escenarios, decidieron “ahorrarse” un poco dinero, ya que LaMia le cobró a Chapecoense USD 130.000 por el vuelo chárter, cuando regularmente pide entre USD 200.000 y 250.000.
Por otro lado, el increíble plan de vuelo presentado por LaMia y la ilógica autorización de despegue del vuelo 2933. Cada vuelo debe tener por ley la cantidad de combustible suficiente para llegar y mantenerse más tiempo en el aire en el caso de ser necesario. Este vuelo tenía una autonomía de 2965 km (4 horas 22 minutos) siendo 2960 km la distancia entre Santa Cruz de la Sierra y Medellín, por lo tanto, habían cargado lo justo antes de partir, un error garrafal.
Sin embargo, lo que determinó todo esto y que termina siendo responsable directo fue un error particular del piloto Miguel Quiroga, quién además era accionista de la empresa. Este personaje, que era consciente de su riesgosa situación, no reportó a tiempo a la torre de control del aeropuerto J.M. Córdova su falta de combustible, que le hubiera dado prioridad para aterrizar, por lo que tuvo que esperar a que un avión de Viva Colombia lo hiciera primero, ya que se había declarado en emergencia antes que el vuelo que transportaba a los jugadores del Chapecoense. Para cuando el avión encaró hacia el aeropuerto ya era demasiado tarde, no iba a llegar.
Queda para reflexionar esto: supongamos que el avión no hubiera tenido que esperar al otro y hubiera llegado sano y salvo a la pista. “La jugada” de los responsables de esta tragedia hubiera terminado con éxito: poco gasto y sin pérdidas. Da intriga saber cuántas veces esta y otras empresas ya hicieron esto y qué podría haber pasado. Desafortunadamente para el Chapecoense y para todos, les tocó a ellos sufrir la negligencia y corrupción humana. No hay que clasificar los errores según gravedad, ya no sirve. Ya no sirve pensar que hubiera pasado si el piloto hubiera actuado distinto, si la empresa hubiera hecho las cosas como debía, si la dirigencia del club hubiera contratado otra empresa, incluso si San Lorenzo hubiera ganado…ya no sirve de nada porque los inocentes que tuvieron la mala suerte de que les tocara a ellos ya no están, porque de no haber sido Chapecoense, tarde o temprano, otro habría tomado su lugar.
Así fue la despedida de los guerreros de Chapecoense
Lo que sirve es recordar con memoria y respeto a aquellos que murieron y a los que siguen sufriendo- familiares, amigos y muchas personas que buscan justicia- por esto. Recordar con alegría a quienes ya no están físicamente, pero que siempre estarán en el corazón de todos.
La vida de los tres jugadores sobrevivientes hoy en día:
Por otro lado, Follmann, Neto y Ruschel volvieron a nacer y ahora siguen con sus vidas. El ex arquero, al que le amputaron una pierna, quiere seguir aprendiendo sobre su nueva condición y aspira con jugar los Juegos Paralímpicos algún día. Además, contrajo matrimonio y es embajador de Chapecoense.
En el caso de Neto, la posibilidad de volver a las canchas está en pie todavía. Sigue recuperándose y su regreso está planeado para la siguiente temporada. Además, escribió un libro contando su experiencia y en el que reflexiona que hay cosas más importantes que el fútbol en la vida.
Ruschel es el que mejor se recuperó, ya está jugando de nuevo en el Chapecoense. Participó en el partido contra el Barcelona y en el amistoso contra la Roma, donde marcó un gol de penal. Su objetivo es poder jugar 90 minutos de corrido.
Los tres jugadores sobrevivientes de la tragedia